miércoles, 27 de abril de 2011

CUENTO: "AQUELLOS DÍAS OSCUROS"

Recuerdo que todo empezó esa noche de invierno, cuando las cosas se ponían a oscuras, yo estaba realmente aterrorizado por lo sucedido. No podía ni dar un paso más ante la terrible situación en la que me encontraba. Sentía que podía cometer un crimen ante esa persona o peor…¡ante mi mismo! Aunque aun así no me sentía capaz de no hacerlo, pues me presionaban mucho y no quería terminar como un tremendo idiota.

-¡El desayuno Víctor!
-Ya bajo mamá, no me presiones… es mi primer día en la secundaría!
-Sí, lo sé pero no tenemos todo el día y menos con que nos pueda pasar si se hace más tarde… en estas épocas ya ni se sabe.

Me puse el pantalón, la camiseta y sujete y amarre mis pasadores rápidamente. Sin pensarlo, baje corriendo las escaleras, antes de escuchar otro grito más de mi madre.

-¿Y mi desayuno mamá?
-Ahí está, ¿no lo ves?
-¿Solo leche sin nada otra vez?

De repente se escuchó un llanto en la habitación. Mi madre estaba arrodillada  y aterrorizada llorando. Yo solo tenía 15 años, hacía que no sabía que hacer, pero mis sentimientos me guiaron bien.

-Mamá, vamos ¿qué pasa?
-Es que no sabes la pena que me da no poder darte lo que yo tuve, y todo por estas malditas épocas, no sabes como quisiera que se terminarán.
-Créeme mamá yo sé que no es tu culpa, tranquila un vaso de leche es suficiente, eso me llenará el estomago realmente.
-Gracias hijo, te amo.
-Yo también mamá, creo que ya me debo ir al colegio, te amo y cuídate mucho.
-Igual hijo, ten mucha precaución.

Me tomé el vaso rápidamente de un sorbo, y me fui corriendo al paradero para poder  tomar un autobús que me lleve a la escuela. Espere un rato, pues no aparecía ninguno y vi a mi mamá que ya se iba rápidamente al trabajo.
A mi costado vi a un chico de mi edad. Traté de entablar una conversación con él, pues no quería aburrirme hasta que llegue el autobús.

-Hola, ¿Qué tal?
- Bien, esperando el autobús… ¿y tú?
-Muy bien, me llamo Víctor de las Casas.
-Ah… Yo me llamo Joseph García.

Durante unos segundos, hubo un incomodo silencio, aunque a mí me pareció una eternidad. De repente, una explosión aturdió a las personas de mi alrededor. Fui cegado por un instante, aunque la verdad hubiera preferido seguir así. Me daba pena ver la terrible realidad en que nos encontrábamos. Personas armadas salían corriendo; pensé que eran policías, pero después caí en la realidad, y me di cuenta de que eran terroristas. Por primera vez desee que el bus hubiera llegado temprano. Nos empujaron y nos metieron en una camioneta.

Estábamos sentados en la mesa, cuando mi mamá y yo vimos en las noticias un terrible atentado: “Han matado a 20 policías en un atentado en Ayacucho…”, en ese momento algo pasó dentro de mí que me puso la piel de gallina.

-Mamá, que raro nunca antes habían matado a tantos policías… ¿No crees?
-Si hijo, que raro…pero seguro ya pasará.
No le tome más importancia y continué mesclando la azúcar con el té.

Algo desconocido me había hecho dormirme, pero cuando desperté me encontraba en un cuarto amarrado a una silla junto con otras personas. Quería gritar, pero sentí que algo me tapó la boca por detrás de mí.

-Te callas o te juró que te mato.
-¡¿Quién es y qué quieren de mí?!
-¿Qué carajo te importa? Tú sólo quédate callado y no hables.

Así pase por todo el día entero. Sin comida ni algo que tomar. Cayó la noche, cuando ya nos dejaron solos a todos los secuestrados, me desaté y cautelosamente me salí de la silla. Entonces, vi un hueco en una parte de la pared de mármol, y me metí por ahí donde logré salir.


Llorando me fui lo más lejos posible de ese lugar, en ese momento no sabía y no me importaba donde me encontraba, solo quería alejarme de ese lugar.

Me detuve un rato, por más que no quería tuve que hacerlo pues me sentía realmente cansado. De repente escuche un disparo, y tuve que seguir corriendo. Llegue otra vez a las calles de lima, tome un taxi y me fui a mi casa.


-¡Mamá!
-Hijo mío, ¿dónde te has metido?
- Me secuestraron mamá, disculpa este llanto, pero no puedo contenerme, fue tan feo.
-Ya pasó hijito, agradece que estás acá junto a mí ahora.

Hablamos del tema toda la noche. Le conté detalle por detalle, sin exagerar nada, bueno quien podría exagerar algo cuando es secuestrado… y peor en esa época de terrorismo. En un momento, caí de cansancio y me quede dormido en mi cama. Sentía que hace unos años no había dormido, era tanto el placer que podía quedarme así por años, o al menos pensaba eso yo.

Otra vez, en el paradero, segundo día de escuela…Listo y preparado. Subí al autobús, mire por los alrededores, y en menos de lo que me esperaba ya estaba en la escuela. Era inmensa, grande y muy bonita. El día pasó rápidamente, y en menos de lo que me espere ya tenía muchos amigos.

Pasaron algunos meses, ya tenía novia, era muy respetado en la escuela. Algunos me describían como alguien fuerte, arreglado, un buen amigo… se podría decir que era muy querido. Llegó tal momento, que sin darme cuenta, abusaba de las personas, sacaba malas notas, tomaba y fumaba… en eso momento no me importo.

Ya era enero, y estábamos en plenas vacaciones cuando uno de mis amigos me busca para salir un rato. Yo, inocentemente acepté y lo acompañé. De repente me llevó a un lugar raro, por un callejón que me da escalofríos de solo recordarlo…oscuro, sucio, aislado, como si ni un pedazo de felicidad entrará, lo podría llamar algo así como la puerta del infierno.



-Ya llegue.
-¿Quiénes son?
-Son parte de una pandilla muy famosa, la recuerdas…la misma que te secuestró Víctor, Sendero Luminoso.

Un pánico horrible me entro por todo mi cuerpo. La sangre me paro de circular en ese momento, mis latidos palpitaban tan rápido como un jaguar en la selva. Sentía que la respiración se me iba, pero tuve que obstar por recuperar mi estado y no demostrar miedo.

-¿y para qué me haz traído aquí?
-Sabes Víctor, eres muy audaz, rápido, fuerte…características de un gran guerrero, nos sorprendió cómo pudiste escapar aquella vez que te capturamos, la verdad solo queríamos la recompensa, pero eso ahora no importa.
-¿Nos?
-Si Víctor, “NOS”. Soy parte del Sendero Luminoso. Voy ya acá más de un año siendo parte de este grupo.

No pude aguantar sentir una terrible cólera. El mismo chico con que esperaba el autobús ya hace un año, ¡era un terrorista!, el mismo en el que me amenazo en esos momentos de mi secuestro. ¡Como pudo!

-Quiero que te unas a nuestra pandilla.

Todo dentro de mí me negaba en ese momento a aceptar, toda fuerza negativa sería en vano, estaba seguro de la respuesta, pero no sé que ni como algo me hizo hacer el peor error de mi vida y decir estas palabras:

-Está bien, Acepto.

Supongo que fue los malos hábitos que fui adquiriendo junto a Joseph durante los tiempos antes de saber la verdadera persona que él era. Las primeras semanas, no volví a hablar con Joseph ni con ninguno de las personas que estaban aquel día. Fueron pasando los días, y cada vez estaba más seguro de que amaba a Jessica con todo mi corazón. Llevábamos ya, unos 4 meses. Obviamente, a ella ni a nadie le había comentado lo sucedido hace unas semanas.
Algo tocó a mi puerta.

-¡Víctor, te Buscan!

Era Joseph… y tres amigos más. No los reconocí muy bien, pero sabía que debía ir. Entonces, me llevaron en un carro y me dijeron:

-Ahora descubrirás la emoción de ser parte de esto, mi querido amigo.
-Está bien, veamos que me espera.

Fue lo único que se me ocurría decir en ese momento. No sabía a dónde ni la razón por la que me llevaban a una clase de edificio aislado. Llegamos y subimos al último piso, estaba algo sucio y desordenado. Fuimos a un cuarto grande, y había 5 chicas amarradas y vendadas en los ojos junto a una silla.

-Esto te divertirá mucho Víctor.

Vi que Joseph se le acercó y empezó a manosearla y lamentablemente violarla.

-Por favor, ¡no Te lo ruego!
-Déjala Joseph
-Ni loco, esta mujer esta ella una fiera, vamos Víctor, no seas tan homosexual, y viola a la chica de ahí.
-¡No lo haré!

-Vamos, no seas una gallina
-Idiota, ¡apúrate! Total ni la conoces, o ¿es que guardas tú castidad para Jessica? --Jajaja que imbécil.

No podía ni dar un paso más ante la terrible situación en la que me encontraba. Sentía que podía cometer un crimen ante esa persona o peor… ¡ante mi mismo! Aunque aun así no me sentía capaz de no hacerlo, pues me presionaban mucho y no quería terminar como un tremendo idiota.

Esta vez, controle mis emociones y me fui corriendo y me aleje de todo eso. Sentía que atrás me venían persiguiendo Joseph y sus amigos.

-¡Ven acá tremendo maricón, te juro que te voy a matar y cortar en pedazos!

Vi como una luz se acercaba y logro cegarme los ojos; pero para  mi suerte era un policía. Los arrestó, y le dije donde se encontraban las pobres chicas amenazadas. Después de esto, todo cambió.
Mejoré en mis estudios, tuve un trabajo de medio tiempo, de paso que ayudaba a mi mamá a la vez, yo y Jessica mejoramos como pareja, ya que no le oculte más lo que había ocurrido.

Unos cuantos meses después, vi en las noticias junto a mi mamá: “Hoy,12 de setiembre de 1992 a las 8:45 de la noche, Abimael Guzmán Reynoso, principal cabecilla de Sendero Luminoso fue capturado por el GEIN (Grupo Especial de Inteligencia) de la policía, en una casa del distrito de Surquillo en la ciudad de Lima rodeado por cuatro mujeres. Una de ellas era Elena Iparraguirre, su segunda esposa. Las otras eran Laura Zambrano Padilla, encargada de recaudar los dólares cobrados al narcotráfico por protección; María Pantoja y Maritza Garrido Lecca.” Me llene de llantos que no pude contener, abrasé fuerte a mi mamá y le dije con mucha felicidad:

-Esto ya acabó.
-Si hijo.

Mi esposa Jessica, me levantó para ir al trabajo, me dio un beso y se lo devolví, salude a mis tres hijos y a mi mamá que ya estaban sentados en el comedor. Un lindo y hermoso banquete se encontraba en la habitación enorme y hermosa que teníamos junto a la sala. Un espejo enorme ilustraba ésta. El banquete contenía salchichas, huevos, mermelada, pan, leche, té…todo lo que querías. Había logrado tener lo que mi mamá y yo queríamos, hasta más. Ahora éramos una muy linda familia con tres niños.

-Papá, ¡vamos rápido que tenemos que ir a la escuela!
-Si hijitos, ahora terminó.
-Hijo lindo, nunca los dejes ir solos al paradero.
Unas carcajadas se me soltaron en la habitación.
- Si mamá, nunca.

En el momento, en las noticias sale un reportaje: “Un total de trece policías murieron hoy, 13 de Abril del 2009, como resultado de ataques atribuidos a un grupo de rebeldes de la pandilla  “Sendero Luminoso” contra dos patrullas en una región selvática del departamento de Ayacucho”. Hubo un gran silencio en la habitación.                                                                                                                                    J                                                                                                                                  avier Ferro

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